3 de abril de 2017

GHOST IN THE SHELL (2017)























En un futuro no muy lejano, la humanidad está cada vez más unida a la cibernética, hasta el punto de que muchos humanos suelen llevar implantes tenológicos para reemplazar o mejorar partes del cuerpo. En medio de todo esto, una joven (Scarlett Johansson) resulta la única superviviente de un ataque terrorista donde falleció su familia y su cuerpo quedó terriblemente dañado. Esto llevó a la poderosa corporación Hanka Robotics a incluirla en un programa liderado por la Doctora Ouelet (Juliette Binoche) en el que su mente fue implantada en un cuerpo cibernético.

Un año después, esa joven forma parte de la Sección 9, una unidad de élite de la policía liderada por el Jefe Aramaki (Takeshi Kitano), donde ostenta el rango de Mayor. Es una de sus miembros más formidables, aunque no acostumbra a ovedecer las órdenes. Tras un ataque terrorista a personalidades importantes de Hanka, ella y uno de sus compañeros, Batou (Pilou Asbæk), son puestos tras la pista de un peligroso cyberterrorista conocido como Kuze (Michael Pitt). Sin embargo, a medida que avanza la investigación, la Mayor comienza a tener extrañas alucinaciones que Ouelet achaca a problemas técnicos y trata de contrarrestar con una medicación. Sin embargo, cuando llega el primer encuentro con Kuze, ella empezará a replantearse muchas cosas. Entre ellas, si su pasado es verdadero.


Corría el año 2007 cuando se puso en marcha una adaptación con personajes reales de Ghost in the Shell, el célebre manga creado por Masamune Shirow en 1989 que fue llevado por primera vez al cine en una maravillosa película anime dirigida por Mamoru Oshii en 1995.

Fue Steven Spielberg, a través de DreamWorks, quién impulsó este proyecto, incluso llegó a perfilarse como posible director durante un tiempo. No obstante, esta película tardaría toda una década en ver la luz ya que, en los años siguientes, el proyecto comenzó a pasar por las manos de varios guionistas a la vez que circularon nombres de posibles directores sin que el proyecto diera la sensación de avanzar.

Finalmente, el proyecto comenzó a tomar forma en enero de 2014, con la elección del británico Rupert Sanders como director. No obstante, sería con la elección de su protagonista principal con quién este proyecto dio finalmente el pistoletazo de salida.

La primera actriz elegida fue la emergente Margot Robbie, pero esta terminó rechazando el papel en plenas negociaciones cuando se le presentó la oportunidad de dar vida a Harley Quinn en Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016).

Fue entonces cuando el estudio fijó su mirada en Scarlett Johansson, quién por aquella época había triunfado con Lucy de Luc Besson, película con mucha influencia del manga. En octubre de 2014 le hicieron una oferta de 10 millones de dólares para que protagonizara la película. Oferta que, finalmente, aceptó y, el 5 de enero de 2015 se anunció oficialmente su fichaje.

Fue entonces cuando comenzó una terrible –y absurda –campaña en internet en contra de esta elección, ya que muchos no aceptaban que se hubiera elegido a una actriz blanca y occidental para dar vida a un personaje asiático; sin importar que este personaje sea un cyborg y que en el manga los personajes japoneses son representados con rasgos occidentales. La cosa no solo se quedó en comentarios críticos en las redes sociales, se llegaron a las acusaciones de racismo y a los insultos, se hicieron campañas de recogida de firmas para obligar al estudio a cambiar de actriz y hasta llegaron a trollear una campaña viral de la película.

Lo más curioso es que la mayoría de los que están detrás de todo esto son gente blanca y occidental. Los principales implicados en este tema, los japoneses, a penas se han sentido ofendidos con la elección de Scarlett. Ha habido japoneses cabreados, no lo voy a negar, pero, en su mayoría, los japoneses han reaccionado con indiferencia ante este tema. De hecho, para ellos hubiera sido más ofensivo que se hubiera elegido a una actriz china para este papel; como ya ocurrió en la película Memorias de una Geisha (Rob Marshall, 2005), donde actrices chinas dieron vida a japonesas.

Afortunadamente, toda esta estúpida polémica no impidió que la película saliera adelante y ahora la tenemos en los cines de EEUU y varios países; incluido España.

Desgraciadamente, las cosas en taquilla no le están yendo muy bien. Con un presupuesto de 110 millones de dólares, la película solo ha recaudado 19 millones en su primer fin de semana en EEUU. Aunque, en el resto del mundo le están yendo mejos las cosas, habiendo recaudado 40 millones dólares –lo que hace que sus beneficios globales sean de 59 millones de dólares –y todavía le quedan dos mercados importantes en los que desembarcar, como el de China –salvadora de muchos blockbusters estadounidenses en los últimos años –y, sobre todo, en Japón, donde tiene bastantes posibilidades.

Así que es muy probable que la película salve los muebles con la taquilla internacional. No obstante, no se puede decir que haya sido el gran éxito que se esperaba.

Es cierto que Ghost in the Shell no es un material con madera para blockbusters pero, después del sorpresivo éxito que Scarlett tuvo en 2014 con Lucy, película que arrasó en taquilla pese a que olía a fracaso y el boca a boca no le hizo ningún favor, quizá se esperaban que se repitiera el efecto; cosa que no ha ocurrido.

Por otro lado, el público ha salido de verla con opiniones muy variadas y la crítica no se está ensañando con ella, pero tampoco le está siendo muy favorable.


La verdad es que, como ya he notado otras muchas veces, los críticos profesionales parecen estar siguiendo el mismo guión, porque casi todos coinciden en que es una película brillante visualmente, pero vacía en contenido; en España se bromea con el subtítulo que le han puesto, El Alma de la Máquina, afirmando que es una película sin alma.

¿Y que opino yo? Pues a eso vamos.

Como ya dije en la review de Lucy, mi opinión sobre la película no está nada influenciada por lo mucho que me guste Scarlett. No quiero que nadie piense que, porque Scarlett Johansson me gusta mucho tengo que poner la película por las nubes; de ser así, tendría a Solo en Casa 3 como un clásico.

Otra caso que quiero dejar clara es que me gusta el manga y el anime y, aunque no llegue al nivel de los otakus, entiendo mucho del tema. Que no me venga nadie que discrepe con mi opinión con que no tengo ni puta idea de manga porque no es así.

Y, desde luego, Ghost in the Shell está entre mis favorites. Me encantan tanto el manga de Shirow, adoro la película de 1995 y me gusta mucho también la serie Stand Alone Complex. Precisamente, antes de ver la película, me volví a leer el manga y me vi de nuevo la película y la serie para hacer comparaciones. Porque las comparaciones son odiosas, pero inevitables.

Tenía muchas ganas de ver esta película por Scarlett y por lo mucho que me gusta el material que adapta y le tenía bastantes expectativas. Pero también ciertas dudas, ya que, cuando Hollywood suele adaptar un maga, un anime o cualquier cosa que venga de Japón, las cosas no suelen salir muy bien; aunque, siempre hay excepciones, como Al Filo del Mañana (Doug Liman, 2014), que resultó una película que estuvo muy bien. Así que había motivos para tener fe en el film.

Pues bien, una vez vista la película, os digo a las claras que me HA ENCANTADO. De hecho, me ha llegado a gustar más de lo que esperaba.

Para empezar, una cosa en la que coincido con los críticos es que, visualmente, la película es IMPECABLE.

El mundo opresivo y distópico y el estilo cyberpunk del manga y del anime están perfectamente reflejados gracias a un diseño de producción impresionante y unos lográdisimos efectos especiales. Yo vi la película en 2D, pero apuesto a que debe valer mucho la pena verla en 3D y en IMAX, porque el trabajo que han hecho aquí es para quitarse el sombrero.

A nivel visual la película funciona en todos los sentidos, ahí no tengo nada que objetar. Si hubiera que calificar esta película solo por sus logros visuales, estaríamos hablando de una auténtica obra maestra, de eso si que no hay duda.

Pero hay muchas más cosas que calificar de la película.

Como ya he dicho, los críticos afirman que, pese a sus logros visuales, la película está vacía en lo que a historia y guión se refiere; en resumidas cuentas, afirman que esta película es un envoltorio bonito de algo que está completamente vacío.

Ahí si que no estoy nada de acuerdo.

Yo ya me hice hace tiempo a la idea de que no iban hacer algo tan profundo y complejo como el manga o la película de 1995, eso es algo impensable en una superproducción hollywoodiense. Estaba claro que iban a simplificar la historia, la gran pregunta era cuanto iban a hacerlo.

Y mira mi sorpresa cuando veo que han simplificado mucho el material original, pero no hasta el punto de ofrecernos un producto simplón e insustancial. Nada más lejos de la realidad.


La película nos ofrece una trama muy bien elavorada y bien ensamblada en un guión eficaz que va directamente al grano, haciendo que la historia vaya progresando a medida que avanza y cuyo ritmo no decae en ningún momento. Y, en cuanto a la adaptación, vemos que, pese a las muchas libertades que se toman, se han tomado muy en serio el material original, respetándolo en todo momento; algo muy de agradecer.

Una cosa que a muchos no les entra en la cabeza es que esta película no es un remake del anime de 1995. Aunque, eso si, la toma mucho como referencia; incluso Mamoru Oshii participó en ella como consultor, llegando a alavar el trabajo que han hecho en el apartado visual y, sobre todo, el trabajo de Scarlett, defendiendo su elección.

Como ya he dicho, la película toma como referencia el film de 1995 pero, tal y como me imaginaba, coge también elementos del manga y de la serie Stand Alone Complex, mezclándolo todo de una forma magistral para crear así su propio universo inspirado en el manga de Shirow, como ya hiciera la película de 1995 y la serie antes nombrada.

Desde luego, para mí fue un acierto escoger a Rupert Sanders como director. Muchos dudaban de él porque venía de dirigir la película Blancanieves y la Leyenda del Cazador (2012) –y tirarse a Kristen Stewart, de paso –y no les parecía alguien indicado para dirigir un film como este. Sin embargo, yo vi que, dejando a un lado el guión, aquella película estaba muy bien dirigida y hasta el tipo se daba el lujo de introducir algunos momentos visuales fascinantes –como la escena del ciervo –. Así que yo le tenía bastante fe a este director.

Y, desde luego, no me ha defraudado nada. El tipo hace un estupendo trabajo; especialmente en las escenas de acción, las cuales son brutales y están muy bien filmadas. Pero no es solo en las escenas de acción donde ha despuntado, su dirección de actores es escelente y los momentos dramáticos los ha rodado con una sensibilidad especial, haciendo que haya momentos en los que la película llega a emocionar; eso si, sin caer en ningún momento en la sensiblería ni la lágrima fácil.

También se le ha notado a Sanders un gran respeto por la obra que adapta, a la que no duda en homenajear. Hay homenajes tanto al manga como a Stand Alone Complex, pero los más destacados son los homenajes que le hace a la película de 1995, recreando varias de sus escenas más emblemáticas, como la escena del principio, la pelea sobre el agua e, incluso, la escena del tanque; una escena de lo más brutal que a mí me hizo agarrar con fuerza los brazos de la butaca.

Eso si, todos esos homenajes están muy bien ensartados en la película, sin dar en ningún momento la sensación de estar forzados.

Vamos con el reparto. Comenzando, claro está, por Scarlett Johansson, protagonista absoluta de la película.

Scarlett tenía aquí un reto de lo más complicado que, desde luego, ha superado con maestría haciendo un excelente trabajo, donde ha aportado su gran talento y, sobre todo, su mirada; una mirada que expresa mucho más que cualquier palabra, algo que le ha venido de perlas para este personaje. Por no hablar de que cada vez se supera más en las escenas de acción.

Digan lo que digan los talibanes que aún hoy siguen pidiendo una actriz asiática, Scarlett ha sido una excelente elección para dar vida a Motoko Kusanagi, un personaje para el que parece que ha nacido. La forma en la que se ha metido en el papel es impresionante llegando, incluso, a imitar a la perfección muchos de sus gestos y sus movimientos.

Pilou Asbæk ha estado genial como Batou. Su interpretación es excelente y, además, la química que tiene con Scarlett es increíble.


Takeshi Kitano ha estado impresionante como el Jefe Aramaki. Además, me ha gustado que el personaje solo hablara en japonés, dando así una imagen más cosmopolita.

Juliette Binoche está fantástica y me ha sorprendido la presencia que ha tenido en la película; mayor de lo que me esperaba. Además, también tiene mucha química con Scarlett y la relación, casi maternofilial, que su personaje mantiene con la Mayor me ha gustado mucho.

Michael Pitt también ha estado impresionante y esa caracterización que le han puesto no ha interferido en nada en su interpretación; de hecho, incluso la ha mejorado. El tipo da vida a Kuze, el supuesto villano principal, personaje que coge el nombre de un famoso personaje de la segunda temporada de Stand Alone Complex pero, tal y como me imaginaba, está creado mezclando elementos de otros personajes, como el Maestro de Marionetas de la película de 1995, el Hombre que Ríe de la primera temporada de la serie o el ya nombrado Kuze. De hecho, el tipo llega a decir en la película que ha tenido varios nombres.

Quién me ha parecido algo decepcionante ha sido el verdadero villano principal, Cutter. El actor Peter Ferdinando hace un buen trabajo y el personaje funciona, pero no le he visto mucha madera de villano principal. Todavía no entiendo como este personaje no lo ha interpretado Michael Wincott, que seguro que lo habría bordado.

Este es uno de los fallos de la película, porque la película también tiene sus fallos.

Otro fallo tiene que ver con la Sección 9. No con la Sección 9 en si, la cual está muy bien y sus miembros están de lo más logrados. El problema es que está algo desaprovechada.

La razón sería otro de los defectos, la duración del film, 107 minutos. A la película, sin duda, le falta metraje porque, entre la corta duración y su ritmo ameno, se pasa demasiado rápido.

La película me ha gustado mucho tal y como está, pero no hay duda que le hubiera sentado mejor haber tenido la clasificación R en lugar de la dichosa PG-13 que el estudio le ha puesto creyendo que así tendría más público en EEUU –gran error en vista de los resultados en taquilla –. Se habla de una posible versión R para cuando la película salga en Blu-Ray, pero no se cuanto hay de cierto en esto.

Una de las cosas que han sido cortadas para, seguramente, la PG-13 ha sido el beso lésbico que se veía en el tráiler. Sin embargo, por difícil que sea de creer, esto a penas me ha importado. Porque, con beso o si, esa escena ha sido de lo más sensual y erotica pese a lo poco que muestra. Y es que, a veces se consigue mucho más con lo que se insinúa que con lo que se muestra.


Bueno, vamos resumiendo ya.

Ghost in the Shell me ha parecido una película estupenda que, desde luego, está entre lo mejor del año junto con Logan.

Una adaptación muy libre, pero de lo más respetuosa con el material que adapta. Se podría decir que es la mejor adaptación americana en acción real que se ha hecho de un manga; claro que, teniendo en cuenta como han sido las otras que se han hecho anteriormente, tampoco es decir que tenga mucho mérito.


Es una pena que la taquilla no esté respondiendo tan bien, porque me gustaría que tuviera secuelas, ya que me ha dejado con ganas de querer ver más de este nuevo universo de Ghost in the Shell y, sobre todo, de ver más a Scarlett en la piel sintética de Motoko Kusanagi.







2 comentarios:

Hiroshige dijo...

Totalmente de acuerdo y vamos a cruzar los dedos por una versión extendida y clasificada R.

AXA dijo...

Por supuesto